jueves, 4 de agosto de 2016

Tras el velo

Mueve el velo. Desliza con cuidado la suave tela de la existencia hacia un lado, y entonces observa.
Dicen que cuando somos capaces de salir de nuestro Yo, y permitir al Universo que cale y se manifieste, los caminos se hacen claros, y uno puede por fin ver con la infinita luz de los miles de soles que se extienden por toda la existencia. Será verdad…

Mueve el velo.

¿Qué puedes ver? Alguien me preguntó hace tiempo si yo quería ver el futuro. No, no quiero. Me inquieta, claro, me preocupa en ocasiones, me proyecto a valorarlo… pero decía mi amigo C. que el futuro es utopía, y yo añadía en voz muy baja “porque depende de la entropía”. Es una cosa que hago a menudo, añadir frases o comentarios en voz muy queda, para que nadie, ni el mismo Universo, pueda oírlas por si acaso se convierten en verdad.

¿Puedes verlo? ¿Puedes notar como cada disyuntiva te abre un abanico de posibilidades? Será mi signo zodiacal el que no me deja tomar decisiones, y cambiarlas cada segundo, y aunque yo sepa de sobra qué haré, me digo a mi misma que no, o que sí, depende la situación, mil veces al día. Será que me puede lo emocional.

Será, entonces, que una parte del velo es inamovible y sólo nos queda caminar…

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