No es lo mismo perder que huir.
No es lo mismo perderse que huir.
A veces, en las noches silenciosas de esta casa junto al río en
Triana, pienso de más. O de menos, que nunca se sabe exactamente qué es
lo que está o no en su lugar.
Hoy pensaba en perderme, en huirme, si es que existe el verbo. En
marcharme. Cerrar la puerta de cada momento, tomar un vuelo al otro lado
del mundo, donde la niña de pelo oscuro y ojos vivos se golpea el pecho
en los sueños de mi infancia y me repite esa extraña palabra que no sé
que significa.
Allí, desde lo alto, ella me muestra una tierra que se extiende a
nuestros pies. Luego el mar, y luego mi país, desde el cielo. Y se
golpea el pecho de nuevo con esa palabra. Una y otra vez.
Hace mucho que perdí ese sueño en alguna parte, donde van a parar los sueños cuando ya se han soñado, y entonces…
sábado, 18 de noviembre de 2006
viernes, 17 de noviembre de 2006
Curanderas y matriarcas
¿Te duele el alma?... Bebe cada noche este té, y te sentirás mejor - me dijo ella. A sorbitos, me bebí la taza mientras pensaba. Ella es una gitana, debe haber pasado la edad de Cristo hace diez años, y las arrugas alrededor de sus ojos son como cicatrices morenas.
Por esto, en otra época podría haber ido a la hoguera. Pienso en todas las mujeres, que nacieron para dejar a un lado el patriarcado y que se convirtieron en sanadoras, matronas, y sobre todo, guardianas de secretos. Sí, mujeres que sabían de hierbas y mezclas, de piedras calientes en el lecho, de pasar el agua, o cerrar orzuelos. Sanadoras. A las que los hombres temían porque tenían la herramienta más fuerte de todas para cualquier lucha: saber.
Ella podría haber sido una de esas mujeres, que con mimo, con las manos seguras, preparaban infusiones para cuidar a los suyos, y a veces a los de otros, porque en ellas vivía el amor y el servicio como parte de su existencia. Sin tanto romanticismo y puede que algo más de luz de la que imaginamos, como ella, cocían a fuego lento un puñado de hierbas que removían mientras como ella, cantabam en una cocina que se convertía, como ahora, en un rincón poderoso, donde la magia se hacía posible. ¿Cómo no llamar magia a esa bebida caliente que reconforta? Se lo digo en voz alta y sacude la cabeza.
No, querida, no es que reconforte, es que olvida. Y así, me va contando como las gitanas de su familia guardan celosas la receta que sólo se pasa a aquellas mujeres que la han ido necesitando y que comparten su sangre. Pero tú eres como mi sangre, dice guiñando un ojo. Y yo apunto diligente sus palabras en un cuaderno, porque ese té es magia.
Como las brujas de antes. Así son las brujas de ahora. Sin vuelos, sin parafernalia. Sólo una cocina, un poco de sabiduría aprendida, y mucho arrojo para seguir en la vida.
Por esto, en otra época podría haber ido a la hoguera. Pienso en todas las mujeres, que nacieron para dejar a un lado el patriarcado y que se convirtieron en sanadoras, matronas, y sobre todo, guardianas de secretos. Sí, mujeres que sabían de hierbas y mezclas, de piedras calientes en el lecho, de pasar el agua, o cerrar orzuelos. Sanadoras. A las que los hombres temían porque tenían la herramienta más fuerte de todas para cualquier lucha: saber.
Ella podría haber sido una de esas mujeres, que con mimo, con las manos seguras, preparaban infusiones para cuidar a los suyos, y a veces a los de otros, porque en ellas vivía el amor y el servicio como parte de su existencia. Sin tanto romanticismo y puede que algo más de luz de la que imaginamos, como ella, cocían a fuego lento un puñado de hierbas que removían mientras como ella, cantabam en una cocina que se convertía, como ahora, en un rincón poderoso, donde la magia se hacía posible. ¿Cómo no llamar magia a esa bebida caliente que reconforta? Se lo digo en voz alta y sacude la cabeza.
No, querida, no es que reconforte, es que olvida. Y así, me va contando como las gitanas de su familia guardan celosas la receta que sólo se pasa a aquellas mujeres que la han ido necesitando y que comparten su sangre. Pero tú eres como mi sangre, dice guiñando un ojo. Y yo apunto diligente sus palabras en un cuaderno, porque ese té es magia.
Como las brujas de antes. Así son las brujas de ahora. Sin vuelos, sin parafernalia. Sólo una cocina, un poco de sabiduría aprendida, y mucho arrojo para seguir en la vida.
viernes, 18 de agosto de 2006
Mucho, poco o nada
Hoy estaba pensando en todas esas cosas que hacemos cuando no
vivimos sentados en el ordenador, o con el teléfono en el bolsillo. Esas
horas que dedicamos a leer, vaya usted a saber qué libros, a meditar, a
sentarnos frente a nuestros altares, a orar, o a hacer rituales y
ejercicios.
Mucho. Poco. Nada.
Porque, hoy precisamente, he pasado la mayor parte de mi día lejos de las tecnologías, atendiendo otras cosas. Esas que no salen en fotos de redes sociales, porque no se puede fotografiar el momento de conexión con las Deidades, porque no se puede tomar nota de un pensamiento en una meditación profunda, porque no hay un lugar ni un espacio, cuando el olor del incienso, o de esas velas especiales, llena todo el espacio mientras tú estás fuera, lejos, en un mundo que obviamente no es este.
Mucho. Poco. Nada.
Y es que a veces me pregunto cuánta gente vive de cara a la galería, haciendo alarde de grandes trabajos internos cuando realmente no los hacen, porque sería mucho más fácil no tener una vida espiritual.
Mucho. Poco. Nada.
Porque, hoy precisamente, he pasado la mayor parte de mi día lejos de las tecnologías, atendiendo otras cosas. Esas que no salen en fotos de redes sociales, porque no se puede fotografiar el momento de conexión con las Deidades, porque no se puede tomar nota de un pensamiento en una meditación profunda, porque no hay un lugar ni un espacio, cuando el olor del incienso, o de esas velas especiales, llena todo el espacio mientras tú estás fuera, lejos, en un mundo que obviamente no es este.
Mucho. Poco. Nada.
Y es que a veces me pregunto cuánta gente vive de cara a la galería, haciendo alarde de grandes trabajos internos cuando realmente no los hacen, porque sería mucho más fácil no tener una vida espiritual.
lunes, 6 de marzo de 2006
Usar magia
Decía Yaya Cervieja, la bruja por excelencia para cualquier persona que quiera entender la brujería:
Y es que a veces, creo que no consideramos adecuadamente las cosas, sino que tendemos a buscar la vía fácil que nos solvente los problemas sin más. ¿Esto es un error? Entiendo que cada persona debería hacer su propia valoración sobre esto, y que no hay -como suele pasar en casi todo en la vida- una respuesta válida y certera para todos. Pero. Siempre hay un pero. Pero es que las circunstancias que vivimos, son enseñanzas y resultado de nuestras acciones, decisiones y pensamientos. Es lo que nos ayuda, en gran medida, a crecer y desarrollarnos en todos los ámbitos de nuestro ser. Si a esto sumamos que lo que con magia haces, con magia mantienes, creo que es necesario hacer un momento de balance ante cada circunstancia y pensar si ya hice todo -pero todo- lo que está en mi mano para solventar la situación. ¿He agotado ya todos los medios? ¿Soy consciente y asumo la responsabilidad que me corresponde de esta situación? ¿He pensado ya en las implicaciones, puedo tomar todas las responsabilidades que conlleva este trabajo mágico y estoy completamente preparado para asumir todas y cada una de las consecuencias que traiga consigo? ¿Me he parado a pensar en las posibilidades y repercusiones de lo que voy a hacer?
Finalmente, uso magia cuando ya he pasado por ese proceso interior, y tomo consciencia. Mas que el cuándo debo o no debo usar magia, es quizás el valorar primero, pese a que a veces, la magia misma se destila desde el ser propio del practicante. Quizás porque la pregunta está mal planteada y no es ¿cuándo usar magia? sino ¿cuándo no usarla?
Y la respuesta, para mi es esa: cuando no hay una pala.
Si el Creador hubiera querido que usáramos la magia o la brujería para mover rocas, no habría inventado las palas. Ser bruja consiste en saber cuándo hay que usar una pala.
Y es que a veces, creo que no consideramos adecuadamente las cosas, sino que tendemos a buscar la vía fácil que nos solvente los problemas sin más. ¿Esto es un error? Entiendo que cada persona debería hacer su propia valoración sobre esto, y que no hay -como suele pasar en casi todo en la vida- una respuesta válida y certera para todos. Pero. Siempre hay un pero. Pero es que las circunstancias que vivimos, son enseñanzas y resultado de nuestras acciones, decisiones y pensamientos. Es lo que nos ayuda, en gran medida, a crecer y desarrollarnos en todos los ámbitos de nuestro ser. Si a esto sumamos que lo que con magia haces, con magia mantienes, creo que es necesario hacer un momento de balance ante cada circunstancia y pensar si ya hice todo -pero todo- lo que está en mi mano para solventar la situación. ¿He agotado ya todos los medios? ¿Soy consciente y asumo la responsabilidad que me corresponde de esta situación? ¿He pensado ya en las implicaciones, puedo tomar todas las responsabilidades que conlleva este trabajo mágico y estoy completamente preparado para asumir todas y cada una de las consecuencias que traiga consigo? ¿Me he parado a pensar en las posibilidades y repercusiones de lo que voy a hacer?
Finalmente, uso magia cuando ya he pasado por ese proceso interior, y tomo consciencia. Mas que el cuándo debo o no debo usar magia, es quizás el valorar primero, pese a que a veces, la magia misma se destila desde el ser propio del practicante. Quizás porque la pregunta está mal planteada y no es ¿cuándo usar magia? sino ¿cuándo no usarla?
Y la respuesta, para mi es esa: cuando no hay una pala.
martes, 3 de enero de 2006
Maria Sabina (1894-1985)
Maria Sabina (1894-1985)
Mazatec shaman, sabia, curandera María Sabina Magdalena García (22 de julio 1894 – 22 de noviembre de 1985) Curandera indígena originaria del pequeño poblado de Huautla de Jiménez, ubicado en la Sierra Mazateca, al sur de México. Sin proponérselo, María Sabina se convirtió en una celebridad nacional e internacional, debido a su extenso conocimiento en el uso ceremonial y curativo de los hongos alucinógenos que usualmente crecen en su natal Oaxaca. María Sabina fue conocida como una mujer sabia en todo el mundo, y se convirtió en un icono para muchos seguidores y simpatizantes del movimiento hippie, pero antes que nada, fue una mujer exploradora.
Guía maestra y diosa del hongo sagrado
Llamada curandera, chamán o Chjota Chjine (la que sabe) por sus conocimientos, basados principalmente en su interacción con los hongos sagrados conocidos como Teonanacatl, de la familia Psilocibe, a los cuales ella los llamaba cariñosamente “angelitos” o “niñitos”.
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- Soy mujer que mira hacia adentro
- Soy mujer luz del día
- Soy mujer luna
- Soy mujer estrella de la mañana
- Soy mujer estrella dios
- Soy la mujer constelación guarache
- Soy la mujer constelación bastón
- Porque podemos subir al cielo
- Porque soy la mujer pura
- Soy la mujer del bien
- porque puedo entrar y salir del reino de la muerte.
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- Soy una mujer sin sangre
- El pájaro me roba la sangre
- El libro abierto me roba la sangre
- El agua me roba la sangre
- El aire me roba la sangre
- La flor me roba la sangre
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- Me conocen los santos del cielo y los ángeles
- Dios me conoce
- El corazón de la Santísima Madre de Cristo
- El corazón de Nuestro Señor Jesucristo.
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- Soy una mujer que llora
- Soy una mujer que escupe
- Soy una mujer que ya no da leche
- Soy una mujer que habla
- Soy una mujer que grita
- Soy una mujer que da la vida
- Soy una mujer que ya no pare
- Soy una mujer que flota sobre las aguas
- Soy una mujer que vuela por los aires.
“Hay un mundo más allá del nuestro, un mundo que está lejos, también cercano e invisible. Ahí es donde vive Dios, donde vive el muerto y los santos. Un mundo donde todo ha pasado ya, y se sabe todo. Ese mundo habla. Tiene un idioma propio. Yo informo lo que dice. El hongo sagrado me toma de la mano y me lleva al mundo donde se sabe todo. Allí están los hongos sagrados, que hablan en cierto modo que puedo entender. Les pregunto y me contestan. Cuando vuelvo del viaje que he tomado con ellos, digo lo que me han dicho y lo que me han mostrado.” —María Sabina.
En 1979 se realiza una película a cargo de Nicolás Echeverría (exhibida luego de 25 años de su filmación) donde se muestran todos los rituales con lujo de detalles, incluyendo sus cantos y la enunciación de las fuerzas e identidades a las que convocaba para curar los males de sus pacientes.
El escritor Carlos Castaneda decía que tenía una conexión con María Sabina. Y hubo quienes (su ex esposa incluida) sugirieron que Castaneda construyó el conocido personaje “Don Juan” basado en ella y otro chamán llamado Salvador López.
En palabras de Gordon Wasson: “La señora está en la plenitud de su poder y se comprende fácilmente por qué Guadalupe nos dijo que era una señora sin mancha, inmaculada, pues ella sola había logrado salvar a sus hijos de todas las espantables enfermedades que se abaten sobre la infancia en el país mazateco, y nunca se había deshonrado utilizando su poder con fines malévolos…nosotros hemos comprobado que se trata de una mujer de rara moral y de una espiritualidad elevada al consagrarse a su vocación, y una artista que domina las técnicas a su cargo. Se trata verdaderamente de una personalidad.”
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- Soy una mujer que ve en la tiniebla
- Soy una mujer que palpa la gota de rocío posada sobre la yerba
- Soy una mujer hecha de polvo y vino aguado
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- Soy una mujer que sueña mientras la atropella el hombre
- Soy una mujer que siempre vuelve a ser atropellada
- Soy una mujer que no tiene fuerza para levantar una aguja
- Soy una mujer condenada a muerte
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- Soy una mujer de inclinaciones sencillas
- Soy una mujer que cría víboras y gorriones en el escote
- Soy una mujer que cría salamandras y helechos en el sobaco
- Soy una mujer que cría musgo en el pecho y en el vientre
- Soy una mujer a la que nadie besó jamás con entusiasmo
- Soy una mujer que esconde pistolas y rifles en las arrugas de la nuca.
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- Soy mujer que hace tronar
- Soy mujer que hace soñar
- Soy mujer araría, mujer chuparrosa
- Soy mujer águila, mujer águila dueña
- Soy mujer que gira porque soy mujer remolino
- Soy mujer de un lugar encantado, sagrado
- Porque soy mujer aerolito.
Nacio XIX, 25 de marzo de 1894, Huautla de Jimenez, Oaxaca, México
Murio 22 de noviembre de 1985, Huautla de Juárez, Oaxaca, México Chamana Fuente: Aurora Tovar Ramírez, 1500 mujeres en nuestra conciencia colectiva: Catálogo biográfico de mujeres en México. México, DEMAC (Documentación y Estudios de Mujeres A. C.) 1996.
Sus padres fueron María Concepción y Crisanto
Feliciano.Desde los 3 años de edad quedó huérfana de padre. Se creó con
los abuelos maternos junto con su madre y su hermana menor María Ana.
Durante su dura infancia ayudaba a la cría de gusanos de seda, de
pollos, de cabras, siembra del maíz y del frijol, aprendió a coser,
lavar, barrer, hacer tortillas. A los 14 años, su madre la dio en
matrimonio a Serapio Martínez, según la costumbre de la época.
Al nacer su primer hijo, Serapio se fue a la revolución y después de un tiempo regresó. Tuvo tres hijos y quedó viuda después de seis años. Para sobrevivir y mantener a su madre y a sus hijos, trabajó en el campo y en la venta ambulante. Viuda por segunda vez, se dedicó totalmente a la curación por medio de los hongos, pequeño que rota o niños santos como ella los llamaba. MaríaSabina decía: “los niños santos curan las llagas, las heridas del espíritu. Los niños se toman de noche; para esto se celebra la velada frente a imágenes de santos de la iglesia. Soy sabia, curo con lenguaje”. María acompañaba sus curaciones con cultos cuyo origen ella misma desconocía. El abuelo y el bisabuelo de María Sabina fueron notables chamanes, también su tía y tío abuelos. En junio de 1955, R. Gordon Wasson, investigador etnomicólogo asistió por primera vez a una velada cantada por María Sabina en Huautla, y a invitación de ella ingirió los hongos divinos y quedó pasmado. El es el autor, junto con su esposa, del libro Mushrooms, Russia and history y de varios artículos científicos sobre los hongos alucinógenos. Esto provocó que la prensa vulgarizara la noticia y con ello la invasión de hippies a las montañas oaxaqueñas. Al final de su vida María Sabina lamentó la pérdida definitiva del poder divino de los hongos. María murió muy pobre y enferma a la edad de 91 años. | |
Fuente: https://huautlaoaxaca.wordpress.com |
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