No es lo mismo perder que huir.
No es lo mismo perderse que huir.
A veces, en las noches silenciosas de esta casa junto al río en
Triana, pienso de más. O de menos, que nunca se sabe exactamente qué es
lo que está o no en su lugar.
Hoy pensaba en perderme, en huirme, si es que existe el verbo. En
marcharme. Cerrar la puerta de cada momento, tomar un vuelo al otro lado
del mundo, donde la niña de pelo oscuro y ojos vivos se golpea el pecho
en los sueños de mi infancia y me repite esa extraña palabra que no sé
que significa.
Allí, desde lo alto, ella me muestra una tierra que se extiende a
nuestros pies. Luego el mar, y luego mi país, desde el cielo. Y se
golpea el pecho de nuevo con esa palabra. Una y otra vez.
Hace mucho que perdí ese sueño en alguna parte, donde van a parar los sueños cuando ya se han soñado, y entonces…
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